“Dejaron atrás al Jordán y se internaron en uno de los desiertos más singulares e impactante del mundo. Árido, pedregoso, de tonos cambiantes que van del blanquecino al ocre o al rojizo según la luz del sol, o según nuestro estado de ánimo, con espectaculares cráteres lunares, escarpadas montañas con profundos y sinuosos barrancos, y laderas rocosas que bajan hacia el Mar Muerto…”
“…Recorrieron reservas naturales, los ríos se deslizaban silenciosos por profundos cañones rodeados de vegetación exuberante que hacían más impresionante el contraste con el desierto. Vieron íbices y cabras negras trepando por las colinas rocosas. El agua, como una varita mágica, convertía en verde todo lo que tocaba. Y se veía como de repente aparecía una isla de vida rodeada de un mar de desolación y de muerte.
Llegaron a orillas del Mar Muerto, al sitio más bajo sobre la faz de la tierra, a un oasis al pie de la montaña….”
…”Una cascada de agua dulce que parecía brotar de las rocas peladas se precipitaba al vacío. El oasis tenía nombre de una famosa resina que crecía antaño en las terrazas excavadas de los acantilados por encima del Mar Muerto. Allí se hacía un bálsamo muchas veces nombrado en la Biblia que era muy apreciado. También se fabricaban el famoso aceite de caqui y delicados perfumes…”
“…Pero ese desierto no sólo estaba lleno de vida sino también de historia. Por ese sitio pasaba la ruta de les especies y del incienso. Allí David se refugió perseguido por el rey Saúl y también se refugiaron los esenios y cantidad de místicos y anacoretas… No solo el desierto, sino también el Mar Muerto estaba lleno de vida, de minerales y de riquezas ocultas. Era una fuente inagotable de salud.
“…Ariel con sus ojos clavados en el mar, murmura como en estado de trance: “las cualidades de este mar lo conocían Cleopatra y la reina de Saba”… Y como si estuviera viéndolo comienza a narrarle la tórrida historia de amor de Salomón y la mítica reina de Saba…”
“Y como Ariel seguía obstinado, su primo le explicó con dulzura:
“Ariel, imagínate un matrimonio que siempre estuvo unido y un día sufre una tremenda ruptura ajena a su voluntad. Y ellos quieren reconciliarse porque viven en la misma casa que es su casa, bajo el mismo cielo, tienen hijos que son hermanos, y quieren vivir en paz y en armonía como siempre lo han hecho. La prueba es que siempre tienen en los labios esa palabra tan hermosa, “Paz”. Pero todos los vecinos, familiares, amigos y enemigos conspiran para que no se unan por ignorancia de nuestra historia o porque no les interesa, o va contra sus ambiciones o porque no es rentable… y les dividen, les incitan, les enfrentan, les envenenan, siembran cizaña, echan sal a las heridas que se quieren cerrar, ¿crees que podría funcionar? ¿Crees que podrían volver a estar unidos como siempre lo han estado? Y como en un matrimonio, esa paz de la que tanto hablan y la que tanto anhelan tiene que estar basada en un compromiso, solido y de común acuerdo. Una cosa es el “amor” y otra cosa es el matrimonio”.…”Pero ambos pueblos están en lucha interna consigo mismo. ¡Imposible unirles si no se unen entre ellos antes! La única fuerza que existe, la única que nos hace invencibles, es la unión. Y es lo que más ama el Creador. ¿Recuerda lo que nos cuentan nuestros sabios? Dos hermanos se habían enfrentado, se habían levantado el uno contra el otro, se llenaron de tanto odio que se separaron para siempre y prosperaron cada uno por su cuenta. Un día deciden reconciliarse y en ese punto que se reencuentran los hermanos, se besan y abrazan e intercambian presentes, al Altísimo le agradó tanto que pidió que allí le hiciéramos un Templo. Y allí se levantó nuestro primer Templo. Claro que esa reconciliación tiene que ser sincera y motivada por el amor.
–Qué linda historia… Me hace soñar con el encuentro de Ismael e Isaac, los dos hijos de Abraham que se perdieron en el desierto, hacen vida separada y un día se vuelven a encontrar e intercambian presentes… ¿Te imaginas lo que sería eso? ¡Qué gozo en la tierra y qué regocijo tan grande en el cielo! –y miró hacia lo alto como si viese entre las nubes a los ángeles alborozados batiendo sus alas. Luego volviéndose hacia su primo preguntó:
–Dime, Ari, con la mano en el corazón, ¿crees que sucederá algún día? ¡El sol y la luna siempre se persiguen pero no se alcanzan nunca!…”
“…–Ezequiel profetizó que este Mar Muerto sería un lago de agua dulce donde los pescadores echarían sus redes de ambas orillas… Pero por el momento es un mar súper salado… y es cada vez más salado porque el calor evapora el agua dulce y deja el agua salada. Así que cada vez tiene menos agua y más sal…
“…–Creo que sé por qué es tan salado –dice Ariel respirando ese aire saludable impregnado de bromuro–. Por aquí pasaron los cruzados, y lo llamaba el Mar del Demonio
Y al pronunciar esto a los dos les corrió un hondo escalofrío y se estremecían pensando en esos caballeros matando en nombre de Dios. Pero ¿de qué Dios?…”